8 de julio 2021
Eric Wolf dijo sobre el Caribe que es “eminentemente un área del mundo en la cual la modernidad primero desplegó sus poderes y, simultáneamente, reveló las contradicciones que le dieron nacimiento.” Michel-Rolph Trouillot, antropólogo haitiano, también ubica al Caribe y a América Latina en la producción de los tropos más tempranos asociados con la modernidad, papel negado por la historia escrita por el Atlántico Norte.
En Haití tuvo lugar el primer movimiento revolucionario de América Latina, liderado por ex esclavos, aunque nuestras historias oficiales elijan obviarlo. El Caribe, sus historias y despojos resultan muchas veces para América Latina el lugar de la otredad, construida en base a distancias, olvidos, silenciamientos y desconocimientos. En ese marco, insurrecciones/rebeliones explícitamente olvidadas y procesos invisibilizados, aunque espectacularizados –como el terremoto de 2010–, hacen de Haití para gran parte de América Latina un otro ignorado.
Allí se produjo en la madrugada del 7 de julio el asesinato del presidente Jovenel Moïse. Esta situación nos enfrenta nuevamente a nuestro desconocimiento y a la necesidad de construir puentes que nos permitan identificarnos como parte de “nuestra América”.
Desde ALA manifestamos nuestra preocupación ante la situación de inestabilidad y desestabilización que se está dando en Haití, y llamamos a la comunidad latinoamericana y caribeña a estar atentxs por la vida de los ciudadanos y ciudadanas haitianxs y el respeto de sus derechos en tanto tales.
Comisión Directiva ALA 2020-2023